Post haec Perseus in finis Aethiopum venit. Ibi Cepheus quidam illo tempore regnabat. Hic Neptunum, maris deum, olim offenderat; Neptunus autem monstrum saevissimum miserat. Hoc cottidie e mari veniebat et homines devorabat. Ob hanc causam pavor animos omnium occupaverat. Cepheus igitur oraculum dei Hammonis consuluit, atque a deo iussus est filiam monstro tradere. Eius autem filia, nomine Andromeda, virgo formosissima erat. Cepheus ubi haec audivit, magnum dolorem percepit. Volebat tamen civis suos e tanto periculo extrahere, atque ob eam causam imperata Hammonis facere constituit. Tum rex diem certam dixit et omnia paravit. Ubi ea dies venit, Andromeda ad litus deducta est, et in conspectu omnium ad rupem adligata est. Omnes fatum eius deplorabant, nec lacrimas tenebant. At subito, dum monstrum exspectant, Perseus accurrit; et ubi lacrimas vidit, causam doloris quaerit. Illi rem totam exponunt et puellam demonstrant. Dum haec geruntur, fremitus terribilis auditur; simul monstrum horribili specie procul conspicitur. Eius conspectus timorem maximum omnibus iniecit. Monstrum magna celeritate ad litus contendit, iamque ad locum appropinquabat ubi puella stabat.

Después de esto, Perseo llegó al final de los etíopes. Allí gobernaba un cierto Cefeo en ese momento. Este Neptuno, el dios anteriormente ofendido; Neptuno, sin embargo, envió un monstruo de lo más salvaje. Los diarios vienen del mar y comen gente. Por esta razón, el miedo llenó la mente de todos. Cefeo, por lo tanto, consultó el oráculo del dios Hammon, y Dios, su hija, le pidió que se acercara al monstruo. Su propósito, sin embargo, la hija, el nombre de Andrómeda, era una joven muy hermosa. Cefeo, donde escuchó esto, sintió una gran pena. Porque estaba decidido, sin embargo, a un ciudadano de un peligro tan grande para librarlo, y lo hizo cumplir las órdenes y por esa razón. Entonces el rey fijó el día y preparó todo. Cuando llegó el día, Andrómeda fue llevada a la orilla, contra su voluntad, y está a la vista de todos en el acantilado. Todo su destino y lamento el uno al otro, y no contengan sus lágrimas. Entonces, de repente, mientras esperaba un monstruo, Perseo llegó corriendo; y donde vio las lágrimas, la causa del dolor, por así decirlo. Le explicaron toda la situación y le mostraron a la niña. Mientras sucedían estas cosas, se escucha un rugido aterrador; al mismo tiempo, un monstruo de aspecto horrible visto en la distancia. Su mayor de todas las visiones del miedo al pánico. Cuando el monstruo con la máxima expedición a la costa, ya se acercaba al lugar donde estaba parada la niña.