latín

Dociles auditores habere poterimus, si summam causae breviter exponemus et si attentos eos faciemus; nam docilis est, qui attente vult audire. Attentos habebimus, si pollicebimur nos de rebus magnis, novis, inusitatis verba facturos aut de iis, quae ad rem publicam pertineant, aut ad eos ipsos, qui audient, aut ad deorum inmortalium religionem; et si rogabimus, ut attente audiant; et si numero exponemus res, quibus de rebus dicturi sumus. Benivolos auditores facere quattuor modis possumus: ab nostra, ab adversariorum nostrorum, ab auditorum persona, et ab rebus ipsis. Ab nostra persona benivolentiam contrahemus, si nostrum officium sine adrogantia laudabimus, atque in rem publicam quales fuerimus aut in parentes aut in amicos aut in eos, qui audiunt aliquid referemus, dum haec omnia ad eam ipsam rem, qua de agitur, sint adcommodata. Item si nostra incommoda proferemus, inopiam, solitudinem, calamitatem; et si orabimus, ut nobis sint auxilio et simul ostendemus nos in aliis noluisse spem habere. Ab adversariorum persona benivolentia captabitur, si eos in odium, in invidiam, in contemptionem adducemus. In odium rapiemus, si quid eorum spurce, superbe, perfidiose, crudeliter, confidenter, malitiose, flagitiose factum proferemus. In invidiam trahemus, si vim, si potentiam, si factionem, divitias, incontinentiam, nobilitatem, clientelas, hospitium, sodalitatem, adfinitates adversariorum proferemus, et his adiumentis magis quam veritati eos confidere aperiemus. In contemptionem adducemus, si inertiam ignaviam, desidiam luxuriam adversariorum proferemus. Ab auditorum persona benivolentia colligitur, si res eorum fortiter, sapienter, mansuete,magnifice iudicatas proferemus; et si, quae de iis existimatio, quae iudicii expectatio sit, aperiemus. Ab rebus ipsis benivolum efficiemus auditorem, si nostram causam laudando extollemus, adversariorum per contemptionem deprimemus. Deinceps de insinuatione aperiendum est. Tria sunt tempora, quibus principio uti non possumus, quae diligenter sunt consideranda: aut cum turpem causam habemus, hoc est, cum ipsa res animum auditoris a nobis alienat; aut cum animus auditoris persuasus esse videtur ab iis, qui ante contra dixerunt; aut cum defessus est eos audiendo, qui ante dixerunt. Si causa turpitudinem habebit, exordiri poterimus his rationibus: rem, hominem spectari oportere; non placere nobis ipsis, quae facta dicantur ab adversariis, et esse indigna aut nefaria; deinde cum diu rem auxerimus, nihil simile a nobis factum ostendemus; aut aliquorum iudicium de simili causa aut de eadem aut de minore aut de maiore proferemus, deinde ad nostram causam pedetemptim accedemus et similitudinem conferemus. Item si negabimus nos de adversariis aut de aliqua re dicturos, et tamen occulte dicemus interiectione verborum. Si persuasus auditor , si oratio adversariorum fecerit fidem auditoribus - neque enim non facile scire poterimus, quoniam non sumus nescii, quibus rebus fides fieri soleat - ergo si fidem factam putabimus, his nos rebus insinuabimus ad causam: de eo, quod adversarii firmissimum sibi adiumentum putarint, primum nos dicturos pollicebimur; ab adversarii dicto exordiemur, et ab eo maxime, quod ille nuperrime dixerit; dubitatione utemur quid potissimum dicamus aut quoi loco primum respondeamus, cum admiratione. Si defessi erint audiendo, ab aliqua re, quae risum movere possit, ab apologo, fabula verei simili, imitatione depravata, inversione, ambiguo, suspicione, inrisione, stultitia, exuperatione, collectione, litterarum mutatione, praeter expectationem, similitudine, novitate, historia, versu, ab alicuius interpellatione aut adrisione; aliter ac parati fuerimus, nos esse dicturos, nos non eodem modo, ut ceteri soleant, verba facturos; quid alii soleant, quid nos facturi sumus, breviter exponemus.

español

Podremos tener oyentes dóciles si les explicamos brevemente el resumen del caso y si los hacemos atentos; porque es dócil el que está dispuesto a escuchar atentamente. Tendremos atención si prometemos que hablaremos de cosas grandes, nuevas, inusuales, o de las que pertenecen a los asuntos públicos, o a quienes las oirán, o a la religión de los dioses inmortales; y si les pedimos que escuchen atentamente; y si exponemos en número las cosas de las cuales vamos a hablar. Podemos crear una audiencia benévola de cuatro maneras: a partir de nosotros mismos, de nuestros oponentes, de la persona de la audiencia y de las cosas mismas. Obtendremos buena voluntad de nuestra persona si elogiamos nuestro deber sin arrogancia y nos referimos al estado tal como estábamos, o a nuestros padres, o a nuestros amigos, o a aquellos que escuchan algo, siempre que todos estos se adapten a las mismas circunstancias. asunto en cuestión. Asimismo, si sacamos a relucir nuestros inconvenientes, pobreza, soledad, calamidad; y si oramos, que nos ayuden, y al mismo tiempo muestren que nos negamos a tener esperanza en los demás. La benevolencia será captada por la persona de los adversarios, si son llevados al odio, a la envidia, a la traeremos desprecio. Seremos presa del odio si sacamos a la luz algo hecho por ellos de manera impura, orgullosa, pérfida, cruel, confiada, maliciosa y maliciosa.Nos arrastraremos a la envidia si sacamos a relucir el poder, el poder, la facción, las riquezas, la intemperancia, la nobleza, la clientela, la hospitalidad, las asociaciones y las relaciones de nuestros adversarios, y los abrimos a confiar en estas ayudas en lugar de en la verdad. Seremos despreciados si sacamos a relucir la indolencia, la pereza y la pereza de nuestros adversarios. La benevolencia se obtiene de la persona de los oyentes, si exponemos sus asuntos con valentía, sabiduría, mansedumbre y un juicio magnífico; y si cuál es la opinión de ellos, cuál es la expectativa de juicio, abriremos. Por las cosas mismas haremos que el oyente sea comprensivo, si exaltamos nuestra causa con la alabanza y deprimimos la de nuestros adversarios con el desprecio. A continuación, tenemos que hablar de las insinuaciones. Hay tres momentos que no podemos utilizar al principio y que debemos considerar cuidadosamente: o cuando tenemos una causa vergonzosa, es decir, cuando el asunto mismo aleja de nosotros la mente del oyente; o cuando la mente del oyente parece haber sido persuadida por quienes previamente han dicho lo contrario; o cuando se cansaba de escuchar a los que habían hablado antes.Si la causa ha de tener ignominia, podremos partir de estas razones: hay que mirar la cosa, el hombre; no nos agrademos de lo hecho por nuestros adversarios, y de que sea indigno o malo; luego, cuando hayamos aumentado la materia durante mucho tiempo, no mostraremos nada parecido hecho por nosotros; o el juicio de algunos sobre una causa similar, o igual, o menor, o Partiremos del mayor y luego abordaremos nuestro caso paso a paso y daremos una similitud. Asimismo, si negamos que hablarán de nuestros adversarios o de cualquier asunto, y sin embargo hablamos en secreto por interjección de palabras. Si el oyente es persuadido, si el discurso de los adversarios hace creer a los oyentes -pues no podremos saberlo fácilmente, ya que no ignoramos las cosas por las cuales generalmente se hace la fe- entonces, si pensamos que la fe se hace , nos presentaremos a la causa por estas cosas. Pensaron que prometeríamos decirlo primero; Empecemos por lo que dijo el adversario, y especialmente por lo que dijo hace muy poco tiempo; usemos la duda sobre qué deberíamos decir primero, o qué lugar deberíamos responder primero, con asombro.Si están cansados ​​de oír, de cualquier cosa que pueda provocar risa, de un apologista, una historia parecida a la verdad, una imitación distorsionada, una inversión, una ambigüedad, una sospecha, una burla, una estupidez, una exageración, una colección, un cambio de letras, más allá de toda expectativa. , similitud, novedad, historia, verso, de la interrupción o burla de alguien; Si hubiésemos estado preparados de otra manera, dirían que lo estábamos, y no habrían pronunciado las palabras como los demás están acostumbrados. qué hacen los demás, qué vamos a hacer nosotros, brevemente te explicaremos

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